Capitulo XII

No podía creer que ya era esposa de Jacob; la ceremonia Quileute había terminado y ahora íbamos de la mano en el coche nupcial hacía la recepción.

Antes de dirigirnos a la fiesta, habíamos pasado a cambiarnos de ropa en casa de Sue.
Ahora Jake vestía un elegante traje de lino blanco, y una sencilla camisa blanca de un material tan fino que se ajustaba a su piel de una forma deliciosa. Podría haberlo mirado, con la boca abierta, toda la noche, si no era porque teníamos que asistir a nuestra propia fiesta, aunque, de repente pensé con pícara malicia, que también me hubiera gustado arrancársela.

Yo llevaba puesto un delicado vestido blanco largo, que llegaba hasta la altura de los tobillos, de tirantes; era una tela muy delgada, bordada en encaje con pequeñas piedras incrustadas que brillaban con la luz, se ajustaba suavemente a mi figura. Los ojos de Jake centellaron al verme con él, y yo me sentí sumamente alagada.
- ¿Estás lista para la fiesta? -me preguntó con voz grave, debido a los nervios.
- Tranquilo perrito, vas a ver que todo lo que preparó Alice te va a encantar.
- Si todo es la mitad de hermoso de lo que es éste vestido que traes puesto… creo que podré soportarlo. –aseguró con una mueca picara en los labios.
Sonreí y luego lo besé, subimos al coche y nos dirigimos a la recepción.

La entrada completa de la casa Cullen en Forks, estaba adornada con guirnaldas de pequeñísimas flores blancas que caían en cascada simulando una cortina; enlazada entre ellas, se encontraba una malla de diminutos focos blancos. Tanto Jake como yo contuvimos el aliento antes de entrar al salón, de repente nos sentimos cohibidos ante tanta belleza, tuvimos miedo de lo que nos esperaba adentro, Jacob apretó muy fuete mi mano y cruzamos juntos la puerta.

El arreglo de la casa era sencillo pero exquisito, flores blancas de todos tamaños adornaban cada esquina del salón, y hacía que oliera delicioso; la luz era artificial, pero se habían colocado candelabros simulando velas. Había algunas mesas elegantemente decoradas, con bandejas de plata llenas de bocadillos, botellas de Champagne, vino blanco espumoso, y algunas otras bebidas refrescantes.
Desde alguna parte del salón, se escuchaba una suave música al piano, inmediatamente comprendí que se trataba de melodías compuestas y seguramente interpretadas por mi padre.
Pero independientemente del la belleza exquisita del lugar, el ambiente era tan cordial, tan intimó, que me sentía flotar como en un cuento de hadas.

Los presentes nos miraban alegres y conmovidos. La concurrencia entera estaba formada exclusivamente por familia, lazos de sangre y de lazos de lealtad nos unían a todos. Las dos manadas completas de licántropos se encontraban ahí, con sus respectivas improntas. Mi familia de vampiros, tanto los Cullen como el clan de Denali, Mi abuelito Charly y Billy mi suegro, además de las Vampiras del Amazonas, incluyendo a Nahuel y a su tía Huilen.
Mi mamá y mi abuelita Esme, eran las únicas incapaces de contener los sollozos, aunque no podían derramar lágrimas, estaban tan conmovidas y felices. Alice sonreía satisfecha al ver la aprobación en nuestros rostros, cuando tuve la oportunidad la abracé y le agradecí todo.
- Eres maravillosa Alice… Gracias, todo está perfecto. –dije con los ojos chispeantes.
De repente a ella también le constó un enorme trabajo no llorar, Jasper la miró con ternura, y ambos se escabulleron por ahí.

Mi abuelito Charly le dio un fuerte abrazo a Jake, deseándole lo mejor y reiterándole su apoyo en lo que necesitara; luego me abrazó a mí, intentó decir algo pero las palabras se atoraron en su garganta, inmediatamente se disculpó y se alejó con torpe rapidez, por lo que logré ver claramente como con disimulo se limpiaba las lágrimas con la manga de su saco.

Rosalie y Emmett se acercaron a nosotros. Después de la discusión que habíamos tenido por la casa que pensaban regalarnos, poco habíamos vuelto a hablar. Cuando Jake no estaba en casa, aun así Rose y Emmett siempre tenían algo que hacer y nunca hubo la oportunidad de decir nada. Ahora cuando los vi acercarse, me puse un poco a la defensiva. Temía que incomodaran de nuevo a Jacob. Pero ambos nos sonrieron apenados. Tímidamente Emmett se acercó a mí, y dijo felicidades con una tímida sonrisa, algo completamente fuera de lo común en él. Yo le sonreí abiertamente y me lancé a sus brazos estrechándolo con fuerza. Inmediatamente se relajó y me apretó tanto que casi me deja sin aliento.
Rose por su lado le dijo secamente a Jake, bienvenido a la familia, Jake dijo gracias con una sonrisa de oreja a oreja y luego la abrazó, Rosalie se quedó paralizada por la sorpresa y Jacob y Emmett se rieron a carcajadas. Emmett le dijo “sobrino” a Jacob, e inmediatamente después se dieron un descomunal abrazo.

Cada uno de los invitados nos deseó lo mejor en nuestra nueva vida, íbamos de abrazo en abrazo, unos helados y otros ardientes, sólo muy pocos tenían temperatura corporal normal.
Pero el momento más emotivo de la noche fue cuando mis padres se acercaron a felicitarnos. Mi papá comenzó a decir algo, pero sin dejarlo terminar me abracé su cuello, y solté llorando como una niña pequeña, mi mamá nos abrazó a ambos y los tres lloramos juntos de alegría.
Después mi mamá volteó a ver a Jacob y lo abrazó dulcemente.
- Gracias. –le dijo a media voz, debido al nudo en su garganta. –Has hecho tantas cosas por mí, y ahora harás la mejor y más grande de todas… harás feliz a mi hija.
Fue hasta entonces que las lágrimas se deslizaron por la piel cobriza de mi esposo. Se mordió el labio y sonrió a penas. Sus ojos centellaban de emoción.
- ¡Oh! Bella Gracias. –dijo al fin.
- Siempre has sido mi mejor amigo… ahora eres mi hijo. –volvieron a abrazarse. Hasta que mi padre los interrumpió.
Abrazó a Jake mientras le decía.
- Jake, te debo tanto…- comenzó a decir mi padre pero se le quebró la voz, respiró profundamente y continuó. - Ahora me siento tan orgulloso de poder llamarte hijo.