Capitulo XXXIII : Ultimo Capitulo**

Me levante de la cama con el corazón roto, y sólo había algo en este mundo que podía darme consuelo; tomé a mi hijo en brazos y lo acurruqué muy fuerte contra mi pecho, las lágrimas bañaron mi rostro. Jacob nos abrazó por la espalda. Con ambos a mi lado me sentí fuerte, pero aun así me dolía al extremo.
“Papá” lo llame con mi pensamiento, en un instante estuvo a nuestro lado junto con mamá, a los dos la tristeza se les reflejaba en los ojos. Ya lo sabían y rogaba a Dios que lo entendieran.
-Entendemos -dijo mi papá, con la voz quebrada –sabemos que es lo mejor para Ángel. Y aunque nos duele en el alma, los dejaremos marcharse para que continúen con su vida.
Comencé a llorar más fuerte, Jacob tomó en brazos al bebé y yo me abracé de mis padres.
- Renesmee pequeña –dijo mi mamá con la voz completamente aguda –yo también tomé la decisión de hacer mi vida y me alejé de mis padres, por protegerlos a ellos, y por el infinito amor que les tengo. Por eso comprendemos bien la decisión que has tomado y no vamos a hacerlo más difícil de lo que ya es.
- Después de todo, con la tecnología tan avanzada, estaremos en contacto casi como si estuviéramos físicamente juntos –intervino Alice desde el fondo de la habitación.
Alce la vista y ahí estaban todos los miembros de mi familia. Mis sollozos se volvieron mas evidentes, y por un momento dudé que la decisión que había tomado fuera la correcta.
Como si mi abuelito hubiera leído mis pensamientos intervino.
- No sabemos a ciencia cierta qué detona la transformación en los licántropos, pero una de nuestras teorías es que es por la presencia de vampiros cerca de ellos, aun sean enemigos o no. Sería sumamente peligroso que Ángel se transformara siendo aun muy chico.
- Lo se abuelito… -corrí a abrazarme a su cuello –pero aun así es muy difícil separarnos.
Mi abuelita comenzó a sollozar más fuerte, y también la abracé.
- Tranquila pequeña –trató de consolarme Rosalie que estaba ya muy cerca queriendo abrasarme también – no estaremos físicamente a tu lado, por el bien de Ángel, pero lógicamente siempre podrás contar con nosotros.
Las lágrimas no dejaban de rodar por mis mejillas. Amaba tanto a mi familia, pero yo misma sabía perfectamente que todos tenían razón.
- Quiero que seas feliz –continuó Rosalie –y que Ángel tenga una vida normal, que crezca feliz y sin ningún peligro, que nunca sufra las consecuencias de pertenecer a una familia de inmortales –la voz de Rosalie se le quebró y tuvo que tragar saliva para poder continuar.
- Debes, por todos los medios de hacer que su vida sea normal, que se case, que tenga hijos y los vea crecer y luego a sus nietos –no pudo más, la voz no salió más por sus labios. Y me abrazó.
- No podrás decirle de nuestra existencia princesa –dijo Jasper quien se veía mucho más afectado que todos, pues a parte de su propio dolor estaba recibiendo el de todos –lo pondrías en peligro innecesario, recuerda que nuestro secreto es lo más importante en nuestro mundo.
Tenían razón, pero eso no evitaba que el alma se nos desgarrara a todos.
Mi mamá mucho más compuesta, se acercó a mí nuevamente, pasó su mano por mi espalda y me dijo.
- Siempre seremos como un sólo ser princesa, eso no cambiará en nada, sólo que para protegerte a ti, a Ángel y a Jacob, los dejaremos ir. No te preocupes, estaremos cerca, cuando Ángel este más grande, podrás dejarlo con Jacob y venir a visitarnos. No debes sentirte triste, con el sólo hecho de saber que ustedes están bien nosotros seremos inmensamente felices.
- Mi hijo siempre sabrá lo maravilloso que son sus abuelos, ya inventaré la forma de hablarles de ustedes sin tener que explicar su naturaleza inmortal. De igual forma algo tendremos que inventar acerca de la mía semivampira.
- Ángel tendrá la mamá más hermosa y joven de la historia –me dijo Emmett en el momento en que me abrazaba fuertemente, intentando que una enorme sonrisa se dibujara en su rostro, pero cuando yo puse mi mano en su mejilla y le enseñe como lo quería y que era el tío más divertido que jamás nadie hubiera tenido, la sonrisa se transformó inmediatamente en un puchero.
Amaba a mi familia, a mis padres que eran los mejores del universo, pero ahora tenía mi propia familia; voltee a ver a Jacob quien me observaba con nuestro pequeño en brazos, y entonces sentí confianza, sabía que todo iba a estar perfecto.
Mi padre se volvió a acercar a mí, me abrazó de frente y puso sus labios helados en mi frente, ahí los mantuvo por mucho rato, era tan reconfortante sentirme ahí, era como estar en mi hogar, completamente en paz.
Separó ligeramente los labios de mi frente y sin soltarme me dijo.
- Renesmee, hija mía, estoy tan orgulloso de ser tu padre; tu tienes el corazón más noble y el alma más transparente que me he encontrado en todos estos años de mi existencia. Mi corazón inerte, vuelve a latir poseído por un infinito amor, al saber que eres mi hija. El hecho que te hayas detenido justo antes de acabar con la vida de Jane y pensaras en tu familia, me hace sentir que todos estos siglos que llevamos los Cullen, luchando contra nuestros instintos, renegando de nuestra naturaleza, por el deseo de volver a tener alma, se han materializado en ti. Quiero pensar que después de todo, no somos monstruos si pudimos educarte de esta manera.
- ¡Oh! papá nadie podrá jamás verlos a ustedes como tal cosa –ya no pude más las palabras de mi padre me hicieron sentir tanta dicha y tristeza a la vez. Abracé lo más fuerte que pude su cuello, sólo desee que el mundo de los vampiros llegara a ser un día, un lugar seguro para vivir, para poder volver a estar juntos.
- Ya no llores más preciosa, que esto no es una despedida, simplemente es una pequeña separación, que es eso para quienes tienen toda la eternidad –mi papá sonreía sinceramente, así que me sentí mucho mas aliviada. Tenía razón, alcé la vista y observé a mi familia, todos eran jóvenes radiantes que habían vivido durante siglos. Se tenían unos a otros; mi mamá tomaba de la mano dulcemente a mi papá. El amor entre ellos era fuera de cualquier comparación, era como Jacob y yo, así que ellos estarían bien porque se tenía uno al otro como yo tenia a Jacob y a Ángel.
Igual que el resto de mi familia, tenía su complemento y todos viviríamos en armonía perfecta. La realidad la sentí como aire fresco entrando a mis pulmones. El nudo de mi garganta se fue diluyendo, y todo el alivio del mundo llegó a mí, cuando Jacob se acercó a mí, devolviéndome a mi niño a mis brazos, se había despertado pero no lloraba.
Su hermosos ojos verdes me veían con curiosidad, como si me preguntara qué me tenía tan angustiada –estoy bien mi vida –le dije mientras acariciaba su mejilla llena de hoyuelos -todos vamos a estar bien, porque siempre nos tendremos unos a otros. Siempre estaremos juntos en nuestros corazones.

Besé su cabecita varias veces, Ángel parpadeó un par de veces y su boquita se abrió en un pequeño bostezo y luego volvió a cerrar sus ojos y se quedó profundamente dormido en mis brazos, donde se sentía seguro. En ese momento con mi hijo en los brazos y mi familia alrededor, hice una promesa a los cielos desde lo más profundo de mi corazón, mi hijo iba a tener una vida normal, creciendo seguro y feliz para siempre.